Dios perdonó al Profeta, a los creyentes que habían emigrado y a quienes los socorrieron, cuando lo siguieron en los momentos difíciles [de la expedición a Tabuk], y aceptó el arrepentimiento de aquellos cuyos corazones estuvieron a punto de desviarse [al ausentarse de la expedición]. Él es Compasivo y Misericordioso con Sus siervos.