Los creyentes que permanecieron pasivos [ante la llamada a luchar por la justicia y la seguridad] no pueden ser equiparados con quienes combatieron por la causa de Dios con sus bienes y sus vidas, excepto los que tengan excusa válida. Dios considera superiores a quienes combaten [por la justicia] con sus bienes y sus vidas, por sobre quienes permanecen pasivos [ante la injusticia]. Pero a todos Dios ha prometido un buen fin [el Paraíso], aunque Dios ha preferido conceder una recompensa más grandiosa a quienes lucharon que a quienes no lo hicieron.