No envié antes de ti [¡oh, Mujámmad!], Mensajero ni Profeta alguno al que no le ocurriera que al recitar [lo que le había sido inspirado] el demonio intentara confundir algo en su recitación. Pero Dios anula lo que el demonio inspira. Dios aclara Su revelación, porque Dios es Conocedor, Sabio.