Y si hubiera querido habría elevado su rango [en esta vida y en la otra, preservándolo], pero se inclinó por los placeres de este mundo y siguió sus pasiones. Se comportó como el perro que si lo llamas jadea, y si lo dejas también jadea. Éste es el ejemplo de quienes desmienten Mis signos. Nárrales estas historias a ver si reflexionan.