Y revelé a Moisés el Libro, y después de él envié Mensajeros; y concedí a Jesús, el hijo de María, milagros evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. ¿No es cierto acaso que cada vez que se les presentaba un Mensajero que no satisfacía sus deseos se comportaban con soberbia, desmintiendo a unos y matando a otros?