Entre los Mensajeros, distinguí a cada uno con un favor. Entre ellos hay a quienes Dios habló directamente, y otros a quienes elevó en grados. Y concedí a Jesús, hijo de María, las pruebas evidentes y lo fortalecí con el Espíritu Santo [el ángel Gabriel]. Pero si Dios hubiera querido, las naciones que los siguieron no hubiesen combatido entre ellas tras habérseles presentado los Profetas y las evidencias; pero discreparon, y hubo entre ellos quienes creyeron y quienes negaron la verdad. Si Dios hubiera querido no se habrían combatido los unos a los otros, pero Dios obra según Su designio.